Con esta iniciativa, Buenos Aires se suma a una tendencia que ya es hábito en muchas de las urbes más efervescentes del mundo: la de responder con propuestas artísticas integrales a necesidades puntuales, demandas y problemáticas específicas de determinados espacios físicos urbanos, seleccionados previamente para ser intervenidos y resignificados por creadores y artistas de todas las disciplinas en base a los factores particulares del espacio, la identidad del barrio en el que se encuentra y las características de los vecinos que allí habitan; usuarios, audiencia y parte de una obra que no existiría fuera del espacio que la alberga.
El objetivo es lograr una obra urbana que interactúe y se termine de definir gracias al mismo espacio que ocupa y al uso que la gente haga de ella; que no exista sin su contexto y que logre transformar un espacio público –un terreno en una esquina, un sector bajo una autopista, una explanada estéril-, en un sitio: un punto de encuentro para los vecinos, un referente para los visitantes, un elemento que identifique al barrio y lo distinga de cualquier otro; que lo vuelva humano, dinámico y único.
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